
De la noche a la mañana queremos ser considerados como una empresa creativa y que es innovadora.
¿Creemos en dicha filosofía? Quizá Si, seguramente No.
¿Y por qué lo deseamos? Porqué es la moda, porqué nos han dicho que si no lo hacemos , tendremos qué pensar ya en cerrar o porqué no nos queda otra.
Pero señores, lo siento. Convertirse en una empresa creativa e innovadora no ocurre de la noche a la mañana.
¿Por qué?
Porqué queremos cambiar nuestra mentalidad con un simple chasquido. De una tarde en la que las normas son la guía a seguir si queremos mantener el puesto de trabajo a una mañana en la cuál las normas son livianas y lo único que nos importa es que haya diferente tipos de pensamientos dentro de la empresa.
Pues no, cambiar la cultura empresarial de una empresa requiere un cambio de mentalidad y sobre todo una estrategia muy bien planteada y planeada.
Si antes no habíamos aceptado los riesgos de hacer algo distinto y ni mucho menos queríamos que nadie expresara nuevas ideas dentro de la empresa, ¿Lo vamos a aceptar sin ningún tipo de problema, de la noche a la mañana? Pero además, si no tenemos un equipo directivo o una cultura empresarial que apoye ese tipo de iniciativas, ¿A dónde vamos?
Formar a los equipos en creatividad e innovación, desarrollar procesos innovadores (no solo en la producción, sino en todos los ámbitos de la empresa y departamentos) y siempre alentar un pensamiento creativo que piense y nos haga pensar a los demás, más allá de la maldita caja de limitaciones.
Ser una empresa creativa y quizá innovadora es un proceso que requiere tiempo, constancia, caídas, esfuerzo y siempre consistencia.