El arte de la idea

Photo by Deeana Arts on Pexels.com

Estamos hechos de nuestras ideas, de lo que hacemos con ellas y de lo que no.

Ideas que nos hacen avanzar, otras que nos limitan y otras que guardamos para «por si acaso».

Desde que estamos en este lugar llamado mundo, nuestro desarrollo ha dependido de lo que hagamos con las ideas que tenemos.

A día de hoy buscamos la idea que nos saque del paro, que nos haga crear el nuevo «Apple o Google» o que haga resurgir nuestra empresa de los problemas en los que se encuentra.

A día de hoy buscamos ideas que obren milagros, aunque seamos poco creyentes.

Buscamos una idea que cambie el rumbo de nuestra historia. Historia, hecha de ideas ,que nos ha llevado hasta aquí porqué seguramente, no hemos hecho caso a otras ideas, inspiraciones o intuiciones, que hemos tenido por el camino.

Habrán venido a nuestro encuentro por el camino pero habremos pensando: «¿Por qué cambiarlo? Si funciona no hace falta poner las cosas patas arriba» En el fondo estábamos diciendo: «Déjate de tonterías, que estamos muy bien como estamos. Y si hay algo que cambiar, ya tendremos tiempo. Ahora a disfrutar de lo conseguido». Pero cuando llegaba el tiempo de cambio, ganaba la desesperación por tener que cambiar y no la ilusión por descubrir y avanzar.

Y cada vez que pensábamos algo así, estábamos pudriendo más y más el frasco de ideas frescas que iban aromatizando nuestro camino. Las ideas son muy sensibles al entorno. Si están en un lugar dónde son aceptadas sin importar su procedencia personal o de departamento, irán desarrollándose de forma rápida, sana y fuerte. Sabrán que son escuchadas, tenidas en cuenta y que algunas, tras experimentar con ellas, crecen robustas y sólidas. Sin embargo, si cada vez que florece una idea lo primero que recibe en vez de agua y sol para que nazca más fuerte es oscuridad y desprecio, estaremos provocando un territorio árido e improductivo para el nacimiento de más ideas.

En estos momentos de extremismos y miedos, la idea es el mayor vehículo de democracia que existe. ¿Por qué? Porqué todos y cada uno de nosotros tenemos ideas. No importa dónde estes, dónde hayas nacido o tu ultimo titulo conseguido, al igual que tu superior o tu jefe, tú también tienes ideas igual de potentes o incluso que mejores, que la de ellos. TÚ TAMBIÉN ERES CREATIVO. Las ideas nos iguala a todos.

Pero tenemos un problema a la hora de discernir cuál es la idea adecuada para nosotros. Y el problema se llama el exceso de información.

Tenemos más información en nuestro móvil que lo que tenían los astronautas cuando subieron a la Luna por primera vez. Y tener tanta información, nos hace creer que lo sabemos todo, que tenemos el poder en la palma de nuestra mano.

¿Pero sabemos discernir qué es bueno para nosotros y qué no? Ya lo vemos en la actualidad, que el pensamiento critico brilla por su ausencia. Creemos que lo bueno es lo que está de moda, lo que tiene muchos seguidores o si es la idea que tiene etiquetas pegadas como «rápido, éxito asegurado, más éxito que Amazon«… La falta de pensamiento critico nos hace ser engullidos por mediocridad cuando realmente nosotros buscamos la excelencia.

Por lo tanto, antes de encontrar esa idea con el arte que tú necesitas, tienes que saber qué es bueno para ti y dónde buscar. Porqué saber qué quieres y que no quieres, es ponerte en el lado contrario de la mayoría y hacer frente a uno de los grandes problemas de esta sociedad, la lógica.

Al instante de tener una idea, la pasamos por el tamiz de la lógica. Si la lógica no nos da el aprobado, al instante, como excusa, pensamos que era una idea loca, que mejor nos dedicamos a otra cosa o volvamos a lo mismo de siempre.

La lógica mata a la creatividad. Todo aquello que no esté dentro de los railes de la lógica, es imposible, es incoherente, es una locura. Pero lo que no nos dicen, que la creatividad, está fuera de los railes de la lógica.

La lógica y la burocracia mata a las ideas.

Queremos avanzar, queremos innovar, pero si antes no pasa por un filtro de 10 firmas, 3 reuniones improductivas y no le gusta al jefe, por mucho que nos pueda dar la solución que necesitamos, da igual, no saldrá adelante.

Las ideas tienen que desarrollarse nada más nacer. Tienen que dárseles esa la libertad para que se caigan, para que boten, corran y nos vayamos dando cuenta con el tiempo qué nos están dando y a donde nos llevarán. Porqué una idea no se trata de donde nace sino a donde nos puede llevar y para eso tenemos que darle libertad.

Queremos avanzar pero por miedo nos convertimos en policías del pensamiento. Y todo porqué tenemos miedo a que gente que no piense como nosotros, pueda hacer ver a los demás que estamos equivocados, que estamos haciendo mal el trabajo o lo estamos entorpeciendo. Miedo que principalmente lo tienen las personas con mucho ego, apego a su sillón y pocas dotes de liderazgo, del de verdad. Por eso, tildamos de locos aquellos que no piensan como nosotros, por miedo a que nos muestren y muestren a los demás otra realidad.

Y para ello tenemos que seguir más a nuestros instintos, a nuestra intuición, que buscar la seguridad, la verdad de la lógica aplastante. Siempre me he preguntado qué es eso de la lógica aplastante, ¿lo que dicen la mayoría? Mientras todos hacen lo mismo, tú tienes que seguir tus instintos. Algunas veces coincidirá, otras no, pero siempre te irás a dormir feliz sabiendo que has sido coherente con lo que pensabas y habías ideado.

Dejemos atrás las ideas que son convenientes, esas que satisfacen nuestros deseos a corto plazo, las que por seguir a la mayoría creemos ganar más que siguiendo a nuestro corazón. Porqué luego pasará lo que pasara, que nos encontraremos desmotivados preguntandonos porqué hacer lo mismo que los demás no nos ha llevado a nosotros también al éxito.

¿Sabes la respuesta? Porqué tenias miedo a la policía del pensamiento, a recibir una «multa» por pensar por ti mismo, por dudar de lo que decían los demás y salirte de lo establecido. Y mientras tanto, seguir lo que hacen los demás, es repartir a muchos un pastel más pequeño que si te lo hubieras creado tú mismo.

Pero eso si, genial que pienses por ti mismo y des un paso adelante, pero no olvides una cosa, las ideas no son infinitas. Porqué tengas una idea y te de un poco de repercusión, te eches a dormir viéndolas venir.

Queremos innovación, innovación y transformación…. pero vivimos en un apartheid de las ideas, dónde si no estás dentro de lo establecido, estás fuera de lo común, de lo comúnmente pensado.

La historia siempre nos ha dicho, que el avance lo han provocado quienes a través de sus ideas, han provocado arte. Arte en la empresa, en la sociedad, en hacer pensar…. Y han roto con el racismo que hay ante las ideas diferentes.

Consideremos nuestras ideas como pinceladas que todos tenemos para hacer arte en nuestros respectivos campos y quizá, otro gallo nos cantaría.

Escucha a tus ideas y harás arte con ellas.

Si queréis estudiar más sobre el arte de vuestras ideas os recomiendo el libro «El arte de la idea: Y cómo puede cambiar tu vida» de John Hunt.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.