
Me da igual que hablemos del mundo empresarial o de la sociedad en global pero lo que estamos viviendo que nos falta imaginación.
Vemos el congreso de los diputados que no hay imaginación para cerrar acuerdos que favorezcan el bien común. NO el de ellos, sino el de un país.
Vemos en organismos internacionales que la solución que ofrecen es la «menos mala» sin hacer uso de la imaginación, creyendo y deseando que las consecuencias sean «las menos malas».
Nos pasamos la vida exigiendo pero poco imaginando.
Creemos que la imaginación es de algo de niños. Algo de lo que nos reímos del niño que tiene una imaginación increíble pero al instante le decimos «No seas tan fantasioso que la realidad no es así».
¿Qué le estamos diciendo?
NO imagines
NO sueñes.
NO tengas iniciativa.
NO crees.
Y SI déjate llevar por la rutina, las normas y que te importe más el qué dirán que lo que puedas sentir tú.
La situación es la que es, si ya con la pandemia estábamos todos «temblando», ahora con la que se avecina, ya estamos «cagados de miedo». Y aunque decíamos que volvería «la nueva normalidad», ahora si que si , ya ni nueva ni normalidad.
¿Y qué hacer?
Usar la imaginación.
Imagina qué pasaría ¿Y si…?
La razón ha ganado a la imaginación, así nunca habrá innovación y ni mucho menos desarrollo. Pero aún seguimos hablando de creatividad, innovación y agilidad deseando que nos lleven a la comodidad y a lo que
Nada de ello surtirá efecto, SINO ACEPTAMOS LA IMAGINACIÓN EN NUESTRAS VIDAS.
La imaginación es el principio de todo y como seguimos viendo, es el principio del NO a la simple oportunidad de hacer las cosas de manera diferente ante una situación diferente.
Digamos SI a la imaginación y menos a los métodos y a la razón.